jueves, 26 de septiembre de 2013

Un Soho de altura

Al final, los ciudadanos acaban refiriéndose a los barrios, a los suyos, por las señas de identidad que los definen. Algunas zonas tardan años en completar ese proceso natural; otras sin embargo los aceleran gracias a iniciativas que terminan por dibujar su imagen. En el caso del Soho, muchos de sus vecinos podrán decir a corto plazo que viven en el barrio de los murales urbanos, sobre todo porque cuando acabe el año, en sus paredes lucirán medio centenar de obras de arte realizadas por algunos de los mejores grafiteros del momento.
Puede que sus nombres no figuren en los catálogos de los todopoderosos y convencionales centros expositivos, pero basta teclear sus apellidos en Google para darse cuenta de que las grandes ciudades del mundo se los rifan para sus proyectos de intervención artística. Boamistura, Daleast, Cashril Plus, D*face o Shepard Sairey (Obey) son algunos de ellos. El último, por ejemplo, no es sólo un maestro en el arte del spray, sino que firmó el retrato de Obama que dio la vuelta al mundo poco antes de que ganara las elecciones con la leyenda 'Hope'. Obey y D*face, en cambio, son amigos y sus trabajos se exponen en galerías de referencia pero nunca habían trabajado en un proyecto conjunto. Hasta ahora, porque el Soho los reunirá en noviembre en torno a un mural gigante de 40 metros a espaldas del CAC Málaga.
Las nuevas firmas
El malagueño Dadi Dreucol y la sudafricana Faith47 acaban de incorporar sus firmas a este selecto grupo de gurús del arte urbano, agrupados ahora en torno al proyecto SOI Málaga y el MAUS. Su comisario, Fer Francés, supervisaba ayer los trabajos de los dos autores a pie de calle, aunque en ambos casos con la mirada fija en los tejados de los edificios, cuyas paredes superiores hicieron de lienzo en blanco para ser intervenidas.
La mujer que se asoma a la Alameda Principal desde lo alto es obra de Faith47, mientras que Dreucol hace un guiño a la historia local y a Tomás Heredia Livermore -que da nombre a la calle sobre la que ha trabajado- con un espectacular martillo y unos clavos que dejan constancia de su posición de privilegio en la industria ferretera de la época. Hoy toma el testigo el autor chino Deleast, que a apenas unos metros (en la esquina entre ambas calles) promete dejar a más de uno con la boca abierta con sus creaciones de animales y la ilusión óptica de trazos de grafitis que simulan alambres. Para descubrirlo, nada mejor que una vuelta por el Soho. Por el (nuevo) barrio de los murales.

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